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lunes, enero 17, 2005

lo que imagino, lo que pasa

A veces cuando me aburro en clase o en el autobús me abstraigo y me da por pensar en cómo me imagino el día siguiente, una conversación o algo que tenga que hacer a continuación.
Dentro de mi cabeza aparecen todos los pasos, todas las situaciones por las que voy a pasar y todo lo que voy a hacer o decir. Es un puzzle que encaja perfectamente y parece que no puede pasar de otra manera.
Pero entonces ocurre que en la realidad lo que sucede es la antítesis de lo imaginado, como polos opuestos; la noche y el día. Siempre aparece un factor desconocido no sopesado en mi imaginación que desbarata todo lo que tendría que ocurrir a continuación y que permite que las cosas se salgan totalmente del camino que debería trazar según mi cabeza.
En ocasiones intento traicionar a mi futuro imaginando lo contrario de lo que quiero que ocurra. Es una estrategia lógica en su concepción pero errónea en la ejecución, ya que al final ni ocurre lo que quiero ni lo que no quiero, vamos que se queda en una solución intermedia que no satisface ni mis deseos ni mis no-deseos.

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