Es curioso cómo algo tan pequeño puede haber costado tanto, y eso que en este momento no recuerdo ni la mitad de los malos ratos pasados.
Sí que recuerdo otros: el primer día (para mí, dos primeros días), los nuevos compañeros, el cambio de carrera, la promesa del géiser, los exámenes, las prácticas, trasnochar, madrugar, horario de tarde, la baguette de pollo, el morci-profe, la maldición de estructura de datos, el proyecto de fin de carrera, el pang, linux, los tacos en DSA, el de quinto y medio, la barbacoa "accidentada", los amigos...todos estos años han sido más que un título.